Resumen

Personajes principales: Facundo Giménez, el ayudante del comisario Epiconsaitt; Diego Iñíguez, la víctima; Francisco Giménez, un chacarero.


Personajes secundarios: El agente José Malpede; Carolina Mangiapresto, la mujer que limpiaba la oficina de Iñíguez; los vecinos del lugar (el empleado Gutuso, el médico, el dueño del bar San Guchito, etcétera).



Lugares: La historia se desarrolla en Pico Dormido, “un pueblo cuya paz solo era turbada por los ladridos de los perros a la hora de la siesta, el tránsito de los coches dando vuelta a la plaza los sábados y las grescas de los borrachos la noche del mismo día”.



La novela se inicia con el crimen de Diego Iñíguez, un rico hacendado y prestamista, que fue apuñalado en su oficina. El hecho altera la tranquilidad del pueblo, pero especialmente la del comisario Epiconsaitt, que no tiene experiencia en asesinatos. Mientras tanto, su ayudante, Facundo Giménez, hace denodados esfuerzos para descubrir al responsable a través de las escasas pruebas que halló en la escena del crimen. La pesquisa lo conducirá por inesperados caminos.



Si bien la novela se encuadra dentro del policial, una serie de elementos dan lugar a un
relato original, que trasciende las particularidades del género. La acción se inicia con la presentación de la escena del crimen, pero, en este caso, no es el comisario quien se destaca por su capacidad deductiva a la hora de interpretar las pistas, sino su ayudante, quien lo aventaja intelectualmente, aunque su condición de subalterno le obstaculice la tarea.
Parte del desarrollo está dedicado a una pesquisa que parece condenada al fracaso y que pone de relieve la desidia de la autoridad, la burocracia y la falta de recursos. Sin embargo, a medida que avanza el caso, el ayudante Giménez gana protagonismo hasta descubrir al responsable del asesinato. Es entonces cuando la historia alcanza su máxima tensión, dominada por el conflicto de Facundo Giménez, quien se enfrenta a las razones que un buen hombre puede tener para matar y su deber de arrestarlo. Esta perspectiva permite un acercamiento diferente tanto a la
figura del asesino como a la del investigador. En este sentido, ambos personajes poseen una profundidad humana que supera los estereotipos tradicionales del héroe y del villano.



En cuanto al escenario, Pico Dormido oficia como pueblo testigo tanto de las políticas de los años
noventa (el cierre de los ferrocarriles) como de la situación económica actual (el avance del monocultivo en perjuicio de los pequeños chacareros, la pobreza de amplios sectores de la sociedad). En este lugar, el crimen de Iñíguez revela una trama social marcada, en buena medida, por las miserias de sus vecinos ‑la usura y la ambición sin límites, los prejuicios de la comunidad que condena por las apariencias, el robo y el crimen como consecuencia de situaciones desesperantes‑. Al mismo tiempo, la historia muestra otra cara de la realidad: la posibilidad
de modificar la propia existencia, la importancia de valores como la justicia y la honestidad, la amistad, el trabajo digno.
Cabe destacar que el relato, a cargo de un narrador omnisciente, tiene un tono predominantemente
humorístico que rescata la riqueza expresiva de nuestra lengua, crea personajes, en mucho casos un tanto caricaturescos, y ofrece ingeniosos diálogos que, a veces, descomprimen la tensión del relato.
Con una prosa impecable y la fuerza de una historia diferente, Los dos Giménez es una novela que
atrapa promueve una reflexión imprescindible sobre el bien y el mal.